Ivo Orioli
11/21/2017

La orina humana como fertilizante - parte 2

En este articulo veremos como se debe calcular y realizar la aplicación de la orina humana como fertilizante en el huerto. Aquí puedes aprender sobre las propiedades de la orina humana y su aportación al crecimiento de las plantas.

La orina de una persona durante un año es suficiente para fertilizar 300 – 400 m2 de cultivo a una dosis de alrededor 50 – 100 kg N/ha. La orina debe ser manejada en tanques y recipientes cerrados y debe ser aplicada directamente en el suelo, no en la planta, en dosis de N equivalente a las recomendadas para fertilizantes de urea y amonio. El contacto con el aire debe ser minimizado y la orina debe ser incorporada al suelo tan pronto como sea posible.

LA MEDIDA DE APLICACIÓN

La orina debe ser aplicada de acuerdo a las necesidades de las plantas. Una buena disponibilidad de los nutrientes es importante en las primeras etapas del cultivo, sin embargo, cuando el cultivo entra en su etapa reproductiva la absorción de nutrientes disminuye. Desde el punto de vista de la salud esto es beneficioso puesto que un período largo entre la aplicación y la cosecha disminuye los riesgos de transmisión de patógenos. Debiéndose cumplir siempre un período de un mes de espera entre la fertilización y la cosecha. Aplicaciones frecuentes de orina pueden ser un seguro contra la pérdida de nutrientes durante un evento de lluvia, en regiones donde la precipitación es alta durante la temporada de cultivo.

El fertilizar las plantas, el rendimiento primero incrementa hasta una cierta tasa de aplicación, y luego decrece si la tasa de aplicación es mayor. Si la tasa de aplicación óptima es desconocida, como regla general se puede aplicar la orina de una persona durante un día completo por metro cuadrado (aproximadamente 1,5 litros de orina/ m2, correspondientes a 40 – 110 kg N/ha) y por temporada de cultivo. Si existe una restricción en el tamaño de la parcela, por lo general es posible incrementar la fertilización hasta tres o cuatro veces sin ningún efecto negativo sobre los cultivos o en el medio ambiente e incluso cantidades mayores pueden ser favorables esto es si el riesgo de salinización no existe o es bajo. Sin embargo, la cantidad y la calidad del rendimiento son importantes y altas tasas de N disponible pueden afectar la calidad, positiva o negativamente. Por ejemplo, la calidad del trigo mejora generalmente con una dosis alta de N, mientras que la calidad de las patatas puede decrecer ya que los tubérculos pueden volverse acuosos. El momento de aplicación también es importante ya que la absorción de nutrientes en la mayoría de cultivos disminuye luego de que el cultivo entra en la fase reproductiva, como en la formación de mazorcas del maíz.

LAS ESTRATEGIAS DE APLICACIÓN

Las estrategias de aplicación práctica son una parte del enfoque de barreras de seguridad introducidas  sobre manejo seguro de la orina. Las siguientes secciones presentan diferentes maneras de aplicar la orina en la producción agrícola.

En las primeras etapas de cultivo, una buena disponibilidad de todos los nutrientes es importante para mejorar el crecimiento. Si el fertilizante se aplica una sola vez, esto deberá ser llevado a cabo de manera que los nutrientes en la orina estén disponibles durante la primera mitad del tiempo entre la siembra y la cosecha. Si el cultivo se fertiliza dos veces, la segunda fertilización se puede realizar después de aproximadamente un cuarto del tiempo entre la siembra y la cosecha, según las necesidades del cultivo. La plantación también puede ser fertilizada continuamente, por ejemplo, si la orina se recolecta en recipientes pequeños y se aplica directamente. Sin embargo, una vez que el cultivo entra en su etapa reproductiva la mayoría de cultivos no absorben cantidades importantes de nutrientes. Un ejemplo es el maíz, el abono aplicado hasta que las plantas empiezan a formar las mazorcas es bien utilizado, pero luego de esta etapa la absorción de nutrientes del suelo se reduce. Después de esta etapa los nutrientes son reubicados en la planta (Marschner, 1995). Esto se aprecia plenamente en las recomendaciones del uso de los fertilizantes químicos. Por ejemplo en Zimbabue, donde el maíz se cosecha 3 – 5 meses después de la siembra, la recomendación es fertilizarlo tres veces, pero no después de 2 meses luego de la siembra. Como regla general, la fertilización debe parar después de 2/3 a 3/4 de tiempo entre la siembra y la cosecha. Los cultivos que no entran en una etapa reproductiva, por ejemplo la lechuga, espinaca, así como las raíces y tubérculos continúan absorbiendo los nutrientes durante su período de crecimiento. No obstante, un período de espera de un mes entre la fertilización y la cosecha es recomendado desde el punto de vista de la higiene para todos los cultivos que se consumen crudos (Schönning y Stenström, 2004; OMS, 2006).

LOS RIESGOS

Un aspecto que a menudo se recalca es el riesgo de lixiviación de los nutrientes. En regiones donde la precipitación es alta durante la temporada de cultivo, aplicaciones frecuentes de orina pueden ser un seguro contra la pérdida de todos los nutrientes en un evento de lluvia. Sin embargo, desde el punto de vista de la eutrofización, es preciso recordar que la lixiviación después de la fertilización es pequeña comparada con la lixiviación de una letrina de pozo o de simplemente descargar la orina en el suelo cerca del sanitario.

La cantidad total de orina aplicada y si esta debe preferentemente, ser aplicada una o varias veces depende también de la necesidad de nitrógeno de la planta y del tamaño de la raíz. El tamaño de la raíz varía considerablemente entre los diferentes tipos de cultivos. Las plantas con sistemas radiculares ineficientes o pequeños, por ejemplo, la zanahoria, la cebolla y la lechuga pueden beneficiarse de la aplicación repetida de orina durante todo el tiempo de cultivo (Thorup-Kristensen, 2001).

La demanda de nitrógeno para los cultivos comunes varía entre 100 – 200 kg/ha, dependiendo del tipo de cultivo y del rendimiento. La concentración de nitrógeno en la orina depende de la dieta alimenticia. La orina sin diluir usualmente contiene entre 3 y 7 g N/l. Una persona excreta alrededor de 300 – 550 l de orina al año, dependiendo de la ingesta de líquidos, clima, etc. La cantidad de N excretada por una persona al año en la orina varía entre 1,6 kg a 3,8 kg. Si la demanda de nitrógeno del cultivo es de 100 kg/ha y la concentración de N en la orina es de 7 g/l la orina de una persona puede fertilizar 385 m2 (1,5 litros de orina por m2), si se tiene un solo cultivo por año. Si existe una restricción del tamaño de la parcela, se puede aumentar la fertilización a tres o cuatro veces, usando de esta manera hasta 6 litros por m2 sin que exista un efecto negativo en el cultivo o en el medio ambiente, incluso cantidades mayores pueden ser favorablemente aplicadas, si no existe riesgo de salinización ó si este es bajo. Estas aplicaciones grandes de orina pueden ser favorables para el rendimiento del cultivo, si el amoníaco excesivo se pierde en la aplicación y, especialmente en suelos deficientes en fósforo ya que la aplicación de fósforo aumenta. Sin embargo, se debe tener cuidado en utilizar los nutrientes en la orina de manera más eficiente en suelos y en regiones propensas a la eutrofización de los cursos de agua.

DILUCIÓN

La orina puede ser aplicada pura o diluida con agua. No existe una recomendación estándar para la dilución o no-dilución y las recomendaciones existentes varían dependiendo de las condiciones locales. El nivel de dilución varía entre 1:1 (una parte de agua a una parte de orina) y 1:15 (una parte de orina a quince partes de agua), 1:3 parece ser la más común.  Las tasas de dilución más comunes son 1:3 o 1:5. Sin embargo, la orina debe ser aplicada siempre en la tasa correspondiente a la dosis de aplicación deseada de nitrógeno, mientras que el agua adicional se debe aplicar de acuerdo a las necesidades de riego de las plantas. Veinte litros de orina son suficientes para 4 a 13 m2 de superficie de cultivo, dependiendo de cuanto nitrógeno es necesario o favorablemente tolerado. La dilución tiene como resultado el aumento del volumen a ser aplicado, por lo tanto el trabajo, el equipo necesario, el uso de energía y el riesgo de compactación del suelo se incrementan.

La dilución tiene la ventaja de reducir o eliminar, el riesgo de una aplicación excesiva de la orina que se torne tóxica para el cultivo. Sin embargo, independientemente de si la orina se aplica diluida o pura, la orina es un fertilizante y debe, al igual que muchos de los fertilizantes químicos concentrados, ser aplicada en la tasa correspondiente a la aplicación deseada de dosis de N, mientras que el agua adicional debe ser aplicada de acuerdo a las necesidades de las plantas. Por lo tanto, la orina puede aplicarse pura, o incluso concentrada en el suelo, que luego será regado de acuerdo a los requerimientos de agua del cultivo. La orina también puede ser diluida en el agua de riego a una tasa que depende de las necesidades de nutrientes y agua del cultivo. La aplicación de la mezcla agua/orina generalmente necesita ser intercalada con el riego con agua solamente.

La orina  humana diluida debe ser manejada de la misma manera que la orina. Para evitar olores, pérdida de amoníaco, generación de aerosoles, quemaduras y una posible contaminación de las plantas por los patógenos restantes, la orina debe ser aplicada cerca, o ser incorporada en el suelo. La fertilización foliar no es recomendable debido al olor, la pérdida de nitrógeno, el riesgo de toxicidad de las plantas y los riesgos higiénicos.

La orina concentrada tiene un pH más alto, y consecuentemente, la dilución significa que el efecto del almacenamiento sobre el contenido de patógenos en la orina se reduce. Se debe mantener la orina concentrada durante el almacenamiento, y si se elige la dilución como una estrategia, esta se debe realizar tan cerca como sea posible de la aplicación. Se ha observado que si la orina diluida se almacena en recipientes abiertos (lo cual no es recomendable), esto se puede convertir en un criadero de mosquitos que pueden actuar como vectores de enfermedades. Esto no se ha observado en la orina concentrada.