La auditoría energética es una herramienta utilizada para medir el impacto energético que recibe un edificio. Aporta información sobre la situación energética de una organización y facilita la adopción de medidas para optimizar este tipo de recursos.
En definitiva, constituye el primer paso para poder mejorar la eficiencia energética del inmueble (por ejemplo; casas, estudios, etc.) y ayudar al planeta con nuestros gestos
La herramienta básica que necesitamos es un medidor de energía eléctrica, un contador de electricidad, para poder medir las variaciones en el consumo instantáneo durante el procedimiento de la auditoría. La forma más sencilla (aunque desesperantemente lenta y farragosa) es utilizar el propio contador de electricidad que nuestra compañía distribuidora utiliza para medir y facturarnos el consumo.
O la manera más práctica y rápida es utilizar un monitor energético o contador instantáneo de electricidad, que de forma instantánea nos indica el consumo actual, facilitando así una rápida realización de la auditoría. Como ventaja adicional, estos aparatos permiten registrar como datos esos consumos instantáneos a lo largo del tiempo, y descargándolos en un ordenador podemos visualizar nuestra “curva de carga” o «curva de demanda«, de forma que de una forma gráfica y muy visual podremos entender rápidamente cuándo consumimos más energía, e incluso identificar a qué aparatos puede ser debido el incremento o decremento de consumo en un instante dado de la curva.
Una vez armados con un medidor de energía, o contador instantáneo de electricidad, iniciaremos el procedimiento de observación y medida para la típica instalación de hogar.
Estando conectado el monitor energético al cable principal del interruptor automático general del cuadro de protecciones, comenzaremos apagando y desconectando el cable de alimentación de todos los aparatos eléctricos de la casa (especialmente los que tengan fuentes de alimentación conectadas a bases de enchufe, o aparatos en standby, etc.), exceptuando si no queréis ser tan rigurosos, el frigorífico, ya que es fácilmente identificable si está en marcha su motor compresor o no (un ruido constante de fondo).
Una vez hecho esto, y si no tenéis “ladrones de energía” escondidos en casa (cosa poco habitual) el contador instantáneo de electricidad debería de dar una lectura de 0 kW. Como esto seguramente no será así (aseguraos de que el frigorífico no está en marcha en ese momento) tendréis que descubrir de dónde vienen esos “consumos fantasmas“. Os aseguramos de que a partir de aquí podéis llevaros grandes sorpresas. La pregunta que os estaréis haciendo es ¿cómo podemos saber ahora de donde provienen esos consumos si estamos seguros de tener todo desconectado?
Pues bien, la solución es sencilla. Id al cuadro general de protecciones. ¿Tenéis identificados qué líneas alimentan todos los interruptores automáticos que hay en el cuadro? Si es así, deberéis ir apagando cada uno de ellos (empezando de menor a mayor potencia o amperaje), esperando que el consumo del monitor energético se actualice, y comprobando si desciende o no. En caso de que no descienda, seguís desconectando uno cada vez, esperando unos segundos y repitiendo la operación hasta que noteis un cambio. Un vez identificado el interruptor automático, ya sabréis con mucha aproximación cual puede ser el “consumidor fantasma” o “ladrón de energía“. En caso de no tener identificados los interruptores, lo mejor es encender todas las luces y aparatos eléctricos, ir desconectando cada interruptor y viendo que aparatos o luces se han apagado. Después de hacer esto, escribir inmediatamente debajo de cada interruptor automático el nombre de la carga que alimenta, para tenerla controlada en el futuro.
Por lo general, algunos de los equipos que podeis encontrar que consumen gran cantidad de energía estando aparentemente apagados son:
Tened en cuenta, para que tengáis un orden de magnitud, que por cada 100W de potencia instantánea mantenida durante 24h al día y 365 días al año vuestra compañía comercializadora de electricidad os facturará 175€ al año (suponiendo un coste de factura de 20c€ por kWh, impuestos y potencia contratada incluida). Así que cuidado con esos consumos fantasma, porque aunque parezcan pocos vatios, a lo largo del año suman muchos kWh.
¿Cómo evitamos esos consumos fantasmas? Fácil: desconectad el interruptor automático del cuadro general que alimenta cada uno de esos aparatos cuando no tengáis que usarlos. Estos consumos son el núcleo del problema, junto a otros aparatos que tienen consumo «stanby».
La La mejor manera que puedes hacer para ayudar al planeta es contratar una compañía eléctrica ecológica, que tenga cobertura en tu área (en España nos guiamos por comunidades autónomas) y sobre todo, que se ajuste a tu horario de consumo, así sincronizas tus hábitos con la ayuda al planeta.